Reflexión: ¿El Dalai Lama es malo para Occidente?
El 22 de noviembre tuve la suerte de haber sido invitada por uno de mis ex profesores del posgrado (Dibyesh Anand) a una mesa en mi alma mater de la maestría con la desafiante pregunta: '¿El Dalai Lama es malo para Occidente?' como título. La verdad es que aparte de haberme dado la grata sorpresa de que también estaría otro de mis ex profesores de la maestría y de las personas por las que me metí en este asunto del Tíbet ya de lleno (Tsering Topgyal)estuvo bastante interesante. Me respondió bastantes dudas que tenía sobre el tema y también interrogantes que tenía en torno a todo el asunto de la presencia de China en América Latina y nuestra aceptación de SS Dalai Lama para visitarnos. La presente entrada tratará de los asuntos que me parecieron relevantes y que pueden ser de gran utilidad para nosotros.
Todos mis lectores saben que he estado escribiendo bastante sobre el tema comercial de China, y en realidad mis críticas sí coinciden con algunas alrededor del mundo. Hay muchísimas opiniones allá afuera que no toman en cuenta el tema comercial como una forma de ejercer presión hacia los socios por parte de China hacia los que 'osen' recibir al Dalai Lama. El periodista Jonathan Mirsky me puso a pensar en muchísimas percepciones sobre este asunto comercial al decir que China sabe a quién le impone las sanciones o las presiones económicas, comentaba que en realidad es cuestión de prioridades.
Dejando de lado el tema de sus cuestionables prácticas comerciales (que mencioné en una de mis entradas anteriores), decía que en muchas ocasiones al menos con Europa y muy probablemente en partes de Asia, China amenaza con boicotear negociaciones o bien con retirar enormes cantidades de dinero o de inversión extranjera directa (FDI en inglés), lo cual puede afectar las relaciones comerciales. Creo que en este punto hay dos cosas a considerar: la prioridad de China de estos socios y las ganancias que obtienen las partes. La verdad es que ahora entiendo porqué la Embajada de China en México al menos, pone caras cada que viene SS Dalai Lama a México. Recuerdo que cuando el ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa recibió al Dalai Lama en la Residencia Oficial de Los Pinos, China puso el grito en el cielo sin embargo, no pasó de ahí.
La actual administración quiere estrechar las relaciones con China sin embargo, considero que los Jefes de Estado en América Latina deberían considerar qué tan buena o mala es esta relación comercial con China en el largo plazo, porque dada su forma de hacer negocios, lo único que hemos obtenido de este intercambio ha sido déficit comercial, el cual a nadie le conviene. Cosas como el proyecto de Dragon Mart y anexos no beneficiaría a nadie en el largo plazo. China no castigaría a América Latina imponiendo sanciones aunque, si nos las impusieran, nos harían màs un favor.
Si por aquí sobrevivimos con las medidas antidoping un buen rato, no veo porqué no podríamos seguirlo haciendo. Creo muy difícil que China pudiera cortar con nosotros por el tema del Dalai Lama, pero ellos necesitan màs de América Latina que nosotros (el tema de dependencia ridícula de ciertos sectores en los productos chinos es cuestión de elegir calidad sobre precio y también de calidad sobre bienes de consumo finales. Ya sé que un carro FAW es màs barato que un Nissan, pero ubiquemos cuánto nos dura uno y cuánto el otro, favor de acordarse también de las artesanías que hacen nuestros indígenas. Es insultante a nuestra cultura que eso lo copien).
Amèrica Latina es estratégico para China, en todos los sentidos: cercanía con Estados Unidos, rutas de transporte para comercio intra e inter regional, así como productos tanto de consumo final como materia prima. La verdad es que sí podríamos darnos el lujo de invocar la Doctrina Estrada de vez en cuando, (en el caso de México) depende de qué tanto se dejen deslumbrar nuestros Jefes de Estado por los espejismos del este de China y qué tan en serio tomen lo del interés nacional. No estoy diciendo que rompamos relaciones con ellos, sino que simplemente no nos dejemos presionar por si nuestro país quiere recibir al Dalai Lama o a cualquier otra persona que China 'no acepte'. Recordemos que en la arena internacional es el lugar en donde es sumamente complicado darle gusto a todo mundo.
Ahora, en otro tema, está lo del activismo que hay en Occidente en torno al tema del Tíbet. Es muy probable que haya desacuerdo de algunos de mis lectores sin embargo, como ya lo he planteado anteriormente, no tengo la última palabra y mucho menos la verdad absoluta. En primer lugar, creánme que de primerísima mano sé que los tibetanos están muy agradecidos con el apoyo que reciben de América Latina y del mundo en general sin embargo, un tanto como lo explicó mi profesor El Dr. Topgyal, algunas de estas protestas han demeritado la imagen de China (y que seamos sinceros, muchas tienen ese objetivo) y eso tampoco es justo, ¿Porque? Como lo expliqué en mi entrada sobre Estados Unidos, uno no puede juzgar a todo un pueblo por un gobierno corrupto o por algo que pasa en ese país. No creo que a los colombianos les haga gracia cuando la gente dice que 'los colombianos casi siempre son narcos' cuando el pueblo colombiano (y nosotros también, no nos hagamos) sufrieron terriblemente por el problema con el narcotráfico, por ende no podemos juzgar a un pueblo por este tema que no está en su control la mayoría de las veces.
Ya sé que mis entradas sobre China han sido negativas, sin embargo yo no creo que debamos juzgar al pueblo chino que es muy trabajador por culpa del Politburó, porque finalmente ellos (y los empresarios chinos) son los que toman las decisiones. En este sentido, personalmente yo no apoyé la protesta contra Grupo Intercontinental porque para empezar, es la primera vez que escucho que están metidos en algo como esto, segundo, no sabemos bajo qué condiciones es que la empresa está ahí o simplemente si todas las decisiones son centralizadas, ¿Quién planeó esa publicidad del paraíso? Esa es otra pregunta.
Ahora, si nos ponemos estrictos, ¿Qué lugar en este mundo es un paraíso? Es como denunciar a una compañía hotelera por decir que Tailandia es un paraíso, pero no porque hay prostitución infantil y turismo sexual y etc. o decir que Vietnam lo es pero hay tráfico de personas o bueno decir que Michoacán es un paraíso cuando han estado pasando cosas terribles que amenazan la seguridad del estado, o que decir de los anuncios de Incredible India...si se trata de no ir a algún lado o invertir porque 'hacen cosas cuestionables o pasan cosas terribles como la ocupación' entonces volteemos a ver la ocupación en Cachemira o la violencia de género a la que todas las mujeres están expuestas en la India (hasta las extranjeras), así es que, como pueden ver, tengo mis dudas con lo de Intercontinental.
Ya sé que es sumamente grave que una cadena occidental esté metida en Lhasa, pero a ver ¿Qué tal si es Intercontinental China la que tomó esa decisión? No podemos juzgar a toda una empresa por una mala decisión, màs porque al menos en México, el turismo representa de las cinco fuentes principales de ingreso. En todo caso, una forma inteligente de protestar es pedirle a la empresa que explique sus políticas de contratación y exigir que sean ecuánimes como lo son en el resto de los Intercontinental en el mundo, ir a gritarles en otro lado del mundo, me parece erróneo. Hablando de esto, entonces quiero ver si en Hong Kong corren a la sede de los hoteles Shangri-la si decidieran poner uno en Lhasa o si en Corea van a gritonearle a grupo Kumho que no invierta ahí.
El otro asunto es que el concepto de 'Exotica Tíbet' está siendo reforzado con este tipo de cosas, porque otra cosa que los tibetanos no ven con buenos ojos es que sin querer, estemos dando la imagen de que ellos son débiles o que se refuerze el estereotipo de que no se pueden defender por sí mismos. Voy a explicar lo anterior con una anécdota: Cualquier persona de un país en vías de desarrollo tiene claro que hay problemas en su país, y los latinos no somos la excepción. Cuando estuve trabajando temporalmente con el Servicio Exterior Mexicano, recuerdo haber visto que si hay personas con visión un tanto errónea o conocimiento no tan vasto sobre lo que pasa en nuestra u otras regiones, son los activistas (que ojo, hay diferentes grupos de activistas), que en algunos casos está por demás decir que hay bastante idealismo.
Bueno, sucede que una de las activistas me dijo que 'es nuestro deber ayudar a nuestros hermanos mexicanos a liberarse' a lo que respondí '¿Liberarse de qué? No entiendo de lo que estás hablando. Deja los problemas de México a los mexicanos, porque nuestros problemas son derivados de circunstancias que a nosotros nos son conocidas porque vivimos con ellas, ustedes vienen de Europa y nacieron en la bonanza, y aparte en tu país también tienen problemas con el alcoholismo y con la violencia doméstica. No necesitamos que ustedes nos vengan a decir lo que tenemos que hacer, porque ustedes no conocen nuestra historia completamente y nuestra realidad porque no la viven día a día y no ven lo que hay detràs de esos problemas. Hay que entender qué está causando el problema y así intentar combatirlo desde las raíces'.
Este es el centro de mi punto en torno al asunto del Tíbet, sí, podemos apoyar la causa y también denunciar abusos de China, pero entendamos que también podemos estar dañando la imagen del pueblo tibetano sin querer. Personalmente, a mi no me gusta que los activistas europeos crean que a nuestra región vienen de redentores, y veo que a muchos tibetanos tampoco les encanta esa idea (y tampoco el hecho de que unos tantos los vean como 'algo lejos y exótico donde hay budistas espirituales')porque lamentablemente también en muchos lados se han aprovechado de estas protestas para dañar la imagen de China de una forma que a ningún país le gustaría.
A título individual, yo defiendo la causa porque la política exterior de México aboga por el respeto de las minorías, respeto a su cultura e identidad así como a los derechos humanos (la observancia de los últimos es otra cosa, pero de que hay mecanismos legales que suponen su garantía es un hecho) y yo no veo Tíbet como algo 'budista, exótico y lejano', los veo como un pueblo que lucha por mantener la supervivencia de sus costumbres, cultura e identidad y personas de quienes podemos aprender muchas cosas positivas y formas de ver la vida. Hay mil cosas que no sé de Tíbet y por ende pongo un cierto límite a las acciones que apoyo y a las que no, porque puede ser que por mi origen o mi cultura no las entienda como los tibetanos y por ende, sean causas mal argumentadas.
Quisiera aclarar que esto no quita que defiendo fuertemente el derecho de los pueblos indígenas a ser respetados y valorados como herencia cultural de México y en general de América Latina y esto lo comento porque a nadie nos gusta que nos llamen malinchistas. No estoy diciendo que 'dejemos allá y nos ocupemos de nuestros asuntos', solamente estoy planteando una forma diferente de argumentar nuestras posturas y acciones a favor de Tíbet.
En conclusión, esto fue lo que consideré importante de esta conferencia, y vaya que se le pudo sacar provecho. Sí creo que defender la causa de Tíbet es algo positivo, porque al final, como dijo mi profesor el Dr. Anand, 'Todos y cada u o de los pueblos en este mundo, llámese Balochistán, Cachemira, Tíbet o quien me digan, tienen derecho a exigirle al Estado autodeterminación y respeto así como la observancia de sus derechos humanos' y también recuerden el proverbio de Confucio: 'Antes de salir y cambiar al mundo, date tres vueltas dentro de tu propia casa'.
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