Educación 'Patriótica' en China: Entre 'Campos de reeducación' y Escuelas 'Especiales'
En días recientes han habido reportes por parte de los medios de comunicación y la Red Internacional del Tíbet en torno a una política implementada en China de asimilación cultural forzada que ha separado a alrededor de un millón de niños tibetanos de sus familias. Esta práctica sin emabrgo, no es nueva ya que también se ha visto algo similar en la Región Autónoma de Xinjiang al noroeste del país mediante los 'campos de reeducación' (previamente mencionados en este blog).
Esta entrada se enfoca en dar una idea sobre estas dinámicas de asimilación cultural forzada, en la que la primera sección explica el caso de las escuelas en el Tíbet, mientras que la segunda explora los campos de 'reeducación' en la región de Xinjiang. La entrada busca dar una idea general de ambos temas, sin embargo los dos casos han dado material suficiente para escribir reportajes especiales. En este sentido, los medios de comunicación han dedicado programas y artículos especiales, ya que al igual que como lo dicta la conclusión de este artículo, la administración de Xi Jinping ha ido incrementando las medidas represivas en la misma proporción en la que China ha tenido problemas económicos y sociales al interior.
Xi prácticamente tomó el control de todas las instancias de gobierno en el puesto más alto, por lo que todos los demás funcionarios (incluso los generales del Ejército de Liberación Popular) están bajo su control. En este sentido, la Conferencia Central de Asuntos Étnicos del Partido emitió un decreto en 2021 en el que 'todas las etnias del país deben anteponer los intereses de la nación a los propios (o sobre todos los demás), por lo cual según los Reporteros Especiales de las Naciones Unidas, la idea es la construcción de una nación bajo la idea de una sola identidad nacional china. Por ello, cualquier intento de aprender el idioma tibetano o practicar el Islam son considerados 'intentos de separatismo'.
Los reportes recientes señalan que al menos un millón de niños tibetanos han sido separados de sus familias para asistir a internados en los que reciben formación a nivel primaria y secundaria donde también les enseñan el idioma chino y no hay referencia o materia alguna en la que les enseñen acerca de su cultura, su idioma o sus tradiciones, por lo cual enfrentan dificultades para comunicarse en tibetano cuando regresan a sus hogares con sus familias. Los niños suelen regresar a sus casas por una o dos semanas al año, por lo cual gran parte de su tiempo están expuestos al chino mandarín y a la cultura de los Han.
Según el Reportero Especial de las Naciones Unidas en asuntos de minorías étnicas, 20% de los estudiantes chinos viven en escuelas tipo internados, sin embargo en el caso de los tibetanos, se estima que la mayoría están bajo este esquema con la intención de asimilarlos a la cultura e idioma de la mayoría Han desde jóvenes. El Partido Comunista emitió una prohibición desde hace muchos años a la enseñanza del idioma tibetano y de poseer imagénes del Dalai Lama pero, desde que comenzó la administración de Xi Jinping en 2012, estas medidas se han endurecido más y las sanciones a quienes desobedecen estos disposiciones se han recrudecido con más violencia. Los padres son intimidados o bien amenazados para aceptar que envíen a sus hijos a esas escuelas.
Es importante mencionar que estas prácticas de asimilación cultural forzada no son únicas en su tipo en China, y aunque el Tíbet tiene más de 70 años bajo la ocupación y control de Beijing, gracias a activistas e investigaciones realizadas por las Naciones Unidas y otros especialistas, la comunidad internacional se enteró en 2017 que otra etnia numerosa en China, la Uighur, también estaba bajo medidas similares. Gracias a imágenes satelitales fue posible ubicar campos de 'reeducación' que en realidad son de concentración.
Según los analistas y activistas de derechos humanos, las medidas contra las minorías se han endurecido al punto de caer en extremos como el ingreso de los Uighures a campos de 'reeducación' (campos de concentración) donde también reciben educación 'patriótica' y son sometidos a dinámicas similares de asimilación cultural forzada. Es importante mencionar que lo anterior comenzó desde 2017 y ha sido documentado no solamente por analistas sino también por personal de las Naciones Unidas. Actualmente se estima que hay alrededor de 200 campos en la región de Xinjiang.
En ambos casos Beijing ha intentado disolver los rumores con diferentes argumentos. En el caso del Tíbet, explican que este tipo de educación patriótica es benéfica para estas minorías porque contribuye al desarrollo y crecimiento económico, en el caso de esto último señalan la infraestructura que se ha construido en la meseta tibetana y que ha ayudado a los tibetanos 'a dejar de ser pobres', cuando en realidad gracias a la migración masiva de Han a esa región, han sido estos últimos los beneficiarios. Es relevante mencionar que la infraestructura por sí misma sin políticas públicas no alivia la pobreza de forma espontánea, y más si la población vulnerable no tiene acceso a ella.
En el caso de Xinjiang, Beijing argumenta que son 'centros vocacionales y de educación' donde 'se evita que las personas caigan en las ideas del extremismo islámico', sin embargo los reportes indican que los uighures son víctimas de abuso y violencia, donde hay desde agresiones físicas hasta abuso sexual (en el que la mayoría de las víctimas son mujeres). Adicional al asunto de los campos, también hay medidas de control estricto en esa región, como la vigliancia de los habitantes y la revisión de sus identificaciones, casas y toma de huellas digitales, así como la presencia de policía en cada vecindario. Es importante recordar que estas medidas se endurecieron más desde los ataques en Kunming en 2014 y el de Tiananmen de 2016 que relacionan el extremismo islámico como el trasfondo de ellos. Dada la cercanía con países donde la religión principal es el Islam, Beijing teme que el extremismo pueda llegar a la población Uighur y causar otro ataque como los mencionados.
A manera de conclusión, la administración de Xi Jinping ha endurecido las medidas contra las minorías étnicas desde 2012 y el pronóstico es que se sigan endureciendo en vista de las amenazas internas que tiene China. En este sentido desde los aislamientos forzados por la pandemia de COVID 19, los efectos de la parálisis económica y las medidas represivas llevadas a cabo por el Partido afectaron a todos los habitantes de China por igual, sin embargo como en todos lados, las poblaciones vulnerables fueron las más afectadas. En este sentido, los efectos de la crisis que dejaron estas medidas ya comienzan a sentirse en otros sectores sociales (como los empresarios), por lo cual además de las minorías étnicas, es muy posible que la población reaccione de una manera como la que se ha visto durante la pandemia y la pregunta es si Beijing podrá contener todo esto, ya que el nacionalismo por sí solo no lleva la comida a la mesa.
![]() Escuela en Tíbet (c) Phayul |
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| Escuela en Tíbet (c) Getty Images |



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