Esquema de inversión de China: Conveniencia de alto costo.

 

En las entradas anteriores se ha explorado el tema de cómo China ha extendido su influencia a través de instrumentos económicos y financieros como los préstamos y los proyectos de infraestructura. En vista de que estos esquemas son diferentes a los conocidos y con muchas excepciones a las reglas y estatutos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, es indispensable explicar porquè estos esquemas se convierten en instrumentos poco convenientes para el deudor y cómo el acreedor siempre termina en una posición poco conveniente. Esta entrada además de explorar este tema del esquema de préstamos, menciona algunos ejemplos de còmo estos últimos sin reglas claras terminan en una deuda mayor, cómo China utiliza estos instrumentos para fines de polìtica exterior y el porquè los deudores principales son los países en vías de desarrollo. 


En primer lugar, un principio básico de la deuda consiste en no gastar o invertir más que el capital disponible o, gastar o invertir en un proyecto que no tendrá una tasa de retorno mayor al del capital invertido. Adicionalmente, la educación financiera bàsica indica que el dinero màs costoso siempre serà el que no se posee, principio que se le denomina finanzas públicas sanas en el contexto de gobierno o administración pública. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional constituyen las fuentes principales de prèstamos a los países para subsanar deudas, crisis económicas o urgencias financieras, pero para acceder a estos préstamos es indispensable seguir una serie de lineamientos (cómo el tener economía de mercado y ser una democracia) que muchos países no están dispuestos a seguir por razones domésticas o ideológicas, y en este sentido es que China ha encontrado una oportunidad para invertir, mover capitales y particularmente para encontrar recursos naturales a bajo costo. 


Los países en vías de desarrollo han encontrado en órganos como el Banco de Desarrollo de China una opción más atractiva para obtener préstamos de forma rápida y sin ‘condiciones políticas’ como las que imponen las ‘instituciones occidentales’, y en apariencia presentan esquemas donde el capital està disponible de forma inmediata pero las condiciones de retorno de estos préstamos varían entre proyectos de infraestructura o pago por medio de recursos naturales. Las condiciones de estos instrumentos a comparación de aquellos regulados y acordados a nivel internacional y estipulados en convenciones, suelen ser rígidas y  con un margen muy reducido para renegociar o condonar la deuda. En este aspecto a pesar de sus deficiencias y sus condiciones también cuestionables, el FMI y el BM siguen constituyendo una mejor opción por el simple hecho de estar basados en marcos regulados y claros, a diferencia del Banco de Desarrollo cuya regulación depende de un sólo país y por ello, sujeto a cambios y condiciones que no siempre son transparentes. En vista de lo anterior, muchos países de Occidente o incluso los mismos vecinos de China, advierten el riesgo de recurrir a estos préstamos. 


Países como Pakistán, Camboya, Kazajistán, Venezuela o Sri Lanka han optado por recurrir a este tipo de préstamos y en todos los casos termina en una mayor deuda o un desastre financiero, muestra de ello son los números. Camboya por ejemplo, tiene una deuda con China mediante un proyecto de infraestructura de una carretera que conectará dos ciudades con un costo de dos miles de millones de dólares (quien la construye es China Road and Bridge Corp), los cuales esperan ‘pagar’ mediante los pagos por el uso de la carretera (peajes) por los subsecuentes 50 años, esto además de los 4.5 miles de millones que ya le deben a China, que constituye el 40% de su deuda externa. Camboya todavía podría considerar que la carretera será propiedad de su país, pero puede sucederles como a Sri Lanka cuyo puerto construido por una empresa de China (China Harbour) pasó a ser propiedad de China. El origen de este proyecto se remonta a inicios de los dos miles cuando el presidente Rajapaksa tuvo apoyo financiero de China a cambio de invertir esfuerzos en contrarrestar la influencia de la India. A lo largo de los años, Sri Lanka tuvo dificultades para poder pagar la deuda y China en lugar de renegociar los términos, exigió la transferencia total del puerto, y en realidad se sabía que el puerto no produciría lo suficiente, pero serviría de punto estratégico para China. 


Los instrumentos regulados y probados tienen la ventaja de que prevén el que un deudor no pueda cubrir sus obligaciones en el corto o largo plazo pero, con la notoria diferencia de que estos términos se negocian antes y por lo normal quedan establecidos de forma clara y ante órganos legales institucionalizados. China en sus instrumentos financieros no plantea ni un mecanismo de resolución de controversias que sea neutral a las partes involucradas, y es por ello que quien es el deudor termina perdiendo en cualquier escenario. 


Un aspecto que pudiera ser una sorpresa para algunos, es que el deudor esperaría tener algún apoyo o concesión por parte de China en situaciones específicas, pero en el contexto actual, la realidad demuestra que no es así. Recientemente (6 de octubre de 2020), un grupo de 54 países encabezados por Paquistán construyeron un frente de apoyo a China en el Alto Comisionado de los Derechos Humanos en las Naciones Unidas con un discurso que defendía ‘el respeto a la soberanía y los asuntos internos de China en torno a la situación de los derechos humanos’. Estos países, de los cuales incluyen a la mayoría de los deudores de China como Venezuela y Camboya, recibieron una cubeta de agua helada cuando en la reunión del Banco Mundial que buscaba poner moratoria a las deudas de países en situación precaria, China se negó a dar un espacio para aliviar la presión que està ejerciendo la crisis a raíz de la pandemia del Covid-19.


Los países que han preferido optar por tener una postura neutral en torno a condenar a China por los abusos de los derechos humanos en su territorio, podrían aprender que la dependencia económica a China más que hacer un bien, perjudica en el largo plazo y peor aún, el apoyar a China en sus temas ‘sensibles’ no tiene ningún beneficio, ya que podríamos asumir que los deudores por apoyar a China en el asunto de Taiwán o no apoyar al Dalai Lama tendrían alguna concesión pero, por lo visto las sorpresas van más allá de deber más dinero que el monto pactado inicialmente. En este sentido, el FMI y el BM podrían tomar estas circunstancias para repensar las condiciones de sus instrumentos financieros de tal forma que no permitieran la cabida de un sistema alternativo que además de contribuir y alentar a la corrupción y la permanencia de regímenes autoritarios, pareciera estar diseñado para beneficio de un solo país cuyo comportamiento demuestra que aprendió lo malo de las potencias occidentales: el colonialismo agresivo. 















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