Taiwán y Corea del Sur: La importancia de una estrategia coherente
La pandemia del coronavirus ha traído innumerables retos al mundo desde su descubrimiento en diciembre y su expansión a otros países a partir de febrero de 2020. La controversia en torno a su descubrimiento y al manejo del problema por parte de China fue el tema central de la entrada anterior, cuando el coronavirus aún se veía como un problema de Asia y que muchos creían que no llegaría al continente americano. El virus se fue de China hacia sus vecinos, golpeando de forma particularmente terrible a Corea del Sur y Japón, para posteriormente extenderse hacia Vietnam, Filipinas y el resto de Asia. Mientras China pudo contenerlo durante febrero y marzo, la ciudad de Daegu sufría de un brote que disparó la cifra por más de 400 casos de un día al otro, y Japón declaraba emergencia en todas las ciudades más grandes del país como Osaka, Tokio y Sapporo.
A la fecha, según el sitio de registro de John Hopkins, hay màs de 4 millones de casos en todo el mundo de los cuales alrededor de un millón ochocientos se han recuperado. El lenguaje al contar los casos no puede ser tajante dados los casos de países donde las cifras se omiten o se modifican. La pandemia pràcticamente se convirtió en un tsunami: crecía en un lugar mientras se gestaba en otro, y cuando el crecimiento llegaba a su tope en el lugar de origen, reventó en otro y así sucesivamente. El mayor reto de una epidemia, como lo han declarado múltiples veces los Jefes de Estado y autoridades de salud, es intentar mantenerla en una forma tal que no sature los servicios de salud, aunque en muchos países, particularmente aquellos que tienen presupuestos y condiciones precarias, esto no ha sido posible. El otro problema que ha causado esta pandemia es el discurso que se ha manejado en torno a su control y estrategias para disminuir su impacto, donde China ha sido alabada y condenada pero, en el meollo de este intercambio de adjetivos, dos países (Corea del Sur y Taiwán) han demostrado tener una estrategia eficiente que ha revelado interrogantes entorno al rol de China como potencia, el manejo de la información, la fortaleza institucional y el lugar que ocupa la salud pública en su lista de prioridades.
El caso de Taiwán es particularmente interesante principalmente por dos variables: la reacción de la Organización Mundial de la Salud ante la estrategia que siguió la isla, y la forma en la que la percibió la comunidad internacional. Taiwán demostró de forma sutil y hábil aquellos detalles que la hacen diferente a la República Popular de China,sobretodo porque intencionalmente dejaron entrever que el mundo le está dando a la RPC un lugar e imagen que distaba mucho de la realidad. Taiwán implementó una estrategia que aprendió desde la epidemia del SARS de 2003 mediante el cierre de fronteras y restricción de viajes desde China (cuando esta era el epicentro), interrumpió la importación de insumos médicos para no causar desabasto a nivel doméstico y permitió el flujo de información en torno a la enfermedad de forma eficiente y ante todo, transparente. El resultado fue de 440 casos y solamente siete muertes. Taiwán demuestra que actuar a tiempo aunque las medidas sean impopulares (como el cierre de fronteras y restricción de turistas) evitará un problema mayor. A pesar de que el éxito de la estrategia de Taiwán es evidente, la RPC ha estado pendiente de no permitir que la isla tome ventaja de esta situación para ganar apoyo internacional.
Corea del Sur por su parte, siguió una estrategia que se basó en la observación de los casos, eficiencia y suficiencia de recursos en hospitales para atención de pacientes e investigación constante. No es de sorprenderse el que la mayoría de los descubrimientos en torno al virus provengan de este país, ya que Corea demostró la importancia y utilidad de las pruebas para identificar grupos de contagio y actuar acorde al problema. Es interesante observar que a pesar de que Corea jamás impuso la cuarentena obligatoria excepto para la ciudad de Daegu, los casos se pudieron controlar gracias a que la administración de Moon Jae tomó en serio el problema y en lugar de encerrar a la gente y declarar cerrada la economía, apeló a las medidas estrictas de higiene (porque entendieron que dentro de los hogares quizà no esté el virus pero el hambre puede entrar por la puerta, como ya está pasando en prácticamente todos lados), e invirtieron recursos en informar a la gente, preparar a su personal de salud y equipar hospitales, y en tener pruebas para el mayor número posible de personas por medio de la creación de centros de prueba y hasta drive-thru para hacer pruebas rápidas.
El caso de Corea del Sur sin duda ha dado un gran ejemplo al mundo, muy por encima del que dio China en el manejo de la epidemia. La RPC también actuó de forma rápida principalmente porque tienen los recursos, pero no en el tiempo en el que pudieron haberlo contenido de una forma màs eficiente. En términos de incubación, un mes puede hacer la gran diferencia, recordemos que el virus se descubrió desde diciembre y fue hasta finales de enero que se declaró la cuarentena. Estados Unidos por su parte, ha sido la prueba de lo que no se debe hacer durante una epidemia, como subestimar el problema y proyectar las consecuencias de la falta de acción en otros, no en vano se convirtió en el epicentro después de Europa.
Ningún país puede aguantar meses sin producir en una condición económica distinta a la que tiene China, y aunque el valor de la vida y la salud es indiscutiblemente mayor al de la economía, la cuarentena no tiene el mismo impacto para todas las personas. La BBC publicó un clip del fin de la cuarentena en Nápoles, y una habitante de uno de las zonas menos favorecidas resumió esta diferencia en una oración: ‘Antes no teníamos nada, ahora tenemos hambre y màs pobreza’.
A pesar de las obvias diferencias entre los países asiáticos y otros en el mundo, no se debe dejar de lado que hay estrategias que se pueden adaptar e implementar a la realidad de cada país, por lo que además de las medidas de precaución es necesario practicar la empatía, ya que en la población surge una constante confrontación entre aquellos que tienen una posición que les permite hacer cuarentena sin actividad laboral y otros (la mayoría) que no estàn en esa situación.
El flujo de información veraz y exacta del virus es indispensable, ya que la población reacciona de acuerdo a la información disponible, y no hay nada peor que permitir que el sano juicio sea presa del miedo. En resumen, además de poner el papel de potencias en tela de juicio, la pandemia está provocando que tanto los estados como los individuos caigan en la cuenta de la importancia de tener acceso adecuado y suficiente a la salud, ya que las enfermedades no respetan las diferencias que dividen a la humanidad.
| (C) CGTN |
| Tsai Ing-wen, Presidenta de Taiwán (C) EL MUNDO |
| Presidente Moon Jae (C) DW |
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