2019-nCoV: El Dragón se enferma


El primero de diciembre del 2019, un grupo de médicos en China encabezados por el Dr. Li Wenliang se toparon con un caso de aparente resfriado que parecía algo de la época por los síntomas que se relacionan a la gripa o recriado común: fiebre, congestión, dolor de cuerpo y dolor de garganta. Los tres pacientes que llegaron a un hospital en la ciudad de Wuhan presentaban un cuadro que parecía ser gripe, hasta que las complicaciones resultaron en un cuadro de neumonía. El virus, según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Europa (ECDC por sus siglas en inglés), tiene una similitud con el virus que causó el síndrome respiratorio agudo (SARS) y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) ya que estos también pertenecen a la familia del coronavirus.

En un inicio el Dr. Li había advertido al grupo de médicos en un chat en el que participaba que el nuevo virus aún no se había podido identificar y alertó sobre sus similitudes con el SARS que había terminado con la vida de 700 personas en 2003. Después de este comunicado aparentemente en privado, el doctor fue llamado por los oficiales del gobierno al comenzar una avalancha de casos de personas con síntomas severos de neumonía, para este momento ya se había identificado que el virus se podía transmitir a los seres humanos.

El gobierno en China como es costumbre se sintió amenazado por los efectos que esto pudiera tener para la imagen de China en el exterior y por ello la epidemia se declaró hasta el 20 de enero de 2020 ya cuando los casos eran màs de veinte y cuando 5 millones de personas ya habían huído de Wuhan, lo cual desencadenó la epidemia en todo el país. El gobierno en lugar de intentar controlar el problema cuando aún se podía contener, se enfocaron en castigar y juzgar a ocho trabajadores del sector salud por ‘alterar el orden’ y ‘alarmar a la población’, el Dr. Li estaba entre ellos.

Xi Jinping consideró màs relevante el tener médicos y personal de salud leales al partido para atender a las personas enfermas y lo peor de la situación: dado que Xi Jinping es el mando principal de todos los órganos de gobierno, el Ministro de Salud no tomó ninguna medida sin antes consultarle. Este fue un error garrafal, ya que por cuestiones burocráticas e ideológicas, se tomó la aparente ‘estabilidad interna’ antes que la salud de la población. El tiempo es clave para controlar una epidemia y suele ser indispensable en tèrminos de lidiar con las enfermedades y los tratamientos.

Desde que comenzó la epidemia, Xi Jinping no ha sido visto en público y según testimonios, es Li Keqiang quien ha estado ‘plantando cara’ como se diría en este lado del mundo. La realidad es que según la experiencia de la suscrita con la epidemia del AH1N1 en 2009, la relación entre órganos de gobierno debe ser de cooperación y comunicación constante, ya que lo único que provocan las actitudes de censura en este tipo de situaciones es la desesperación, la paranoia y el oprobio de la población (como ya se vio en el caso de la muerte del Dr. Li).

La enfermedad comenzó a expandirse a otras provincias lo que causó la parálisis de Hubei hasta llegar a las ciudades principales como Beijing, Guangdong, Hong Kong y recientemente Shanghai. Al momento de escribir esta entrada, los fallecimientos ya rozan màs de mil personas y el número de contagios en el mundo màs de diez mil. La crisis que està generando el nCoV-2019 está costándole mucho a China en tèrminos de imagen y también financieros, ya que el país está paralizado por la interrupción de las actividades productivas. El costo político ante la negligencia del gobierno en haber permitido que el problema creciera y silenciara a quienes estuvieron advirtiendo sobre la crisis que se venía, no tendrá precedentes y menos en esta época en la que China quiere mostrarse como una potencia fuerte.

El problema no solamente se reduce al asunto de los contagios, atender a los pacientes de forma eficiente y empática o la insuficiencia de recursos, sino que también vuelve a poner en evidencia el asunto de los campos de reeducación en Xinjiang ya que las condiciones en las que tienen a las personas en esos lugares son caldo de cultivo para que se siga disparando la epidemia. Dicho lo anterior, este asunto también ha resultado en una lección dura para China desde la perspectiva de còmo otros países han actuado en torno a esta crisis a pesar de la dependencia económica hacia China.

Japón y Corea, vecinos más próximos e importantes en tèrminos de intercambio comercial han incurrido en prohibiciones o disminuciones drásticas de tránsito con el vecino tanto de personas como de bienes. Un buen ejemplo son las aerolíneas coreanas que han disminuido en un 80% sus vuelos a China, y según testimonios, la medida también responde a las restricciones impuestas por otros países como Filipinas y Vietnam en torno a personas que han viajado a China, ya que si el personal que labora en esta industria ha volado a China, se les niega la entrada a otros países en el continente.

La crisis del nCoV-2019 ha resultado ser un golpe muy duro para China en general y para el Partido Comunista en particular. Sin embargo, el problema y riesgo,principal radica en que las mismas personas han estado pagando el altísimo precio de la idea del partido de mantener la estabilidad interna y una apariencia al costo que sea. Lamentablemente los pronósticos sobre que China tiene problemas internos serios que podrían causar crisis han resultado ser realistas, aunque por causas imprevistas como un virus pero, a fin de cuentas, el pueblo es quien està pagando el precio de estas medidas que rayan en la negligencia y convirtiéndose en objeto de ataques y racismo en varias partes del mundo.



Mujer con tapabocas en China (c) ETurbonews
Imagen de un coronavirus (c) OnHealth
 Protesta contra la presencia de chinos en Corea del Sur (c) New York Times.










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