El idioma tibetano: Entre la restricción y la supervivencia
Hace sesenta años hubo una sublevación masiva de tibetanos en Lhasa. El tiempo ha pasado rápido pero las circunstancias precarias de la región y la forma en la que China maneja este asunto, siguen siendo las mismas. La forma en la que los comunistas tomaron la ciudad fue semejante a las formas en la que los poderes occidentales colonizaron otras partes del mundo, con la excepción que en el asunto del Tíbet, todo sucedió de repente y rápido. Desde que Tíbet pasó a ser parte de la República Popular de China, el neocolonialismo no ha parado y la realidad es que a pesar de que en muchos países se ve el asunto del Tíbet y a la misma China como algo lejano, el que la segunda potencia del mundo pueda exportar estos modelos y estas prácticas no deja de ser preocupante. En las palabras del Primer Ministro del gobierno tibetano en exilio: El Tíbet no deja de ser una imagen a futuro de lo que sucede si se confía demasiado en los discursos del 'ganar-ganar' que China ha estado profesando en varios lugares del mundo, pero particularmente en los países en vías de desarrollo.
Mientras que en muchas naciones del mundo en desarrollo hay un apoyo constante y respeto a las costumbres y cultura de los pueblos originarios, China rompe con la regla en muchos aspectos. A pesar de que el país tiene 55 grupos étnicos diferentes, la etnia Han es la más dominante con el 92% de la población total, aproximadamente. En China todos están sujetos a la educación estandarizada en chino y a pesar de que algunos grupos se han adaptado al estilo de la mayoría, en el caso de los tibetanos y los uighures, son la excepción. Antes de que toda China y parte de Mongolia fueran unificadas por la dinastía Qing, los grupos vivían relativamente separados, y el Tíbet realmente tenía relaciones con todas las dinastías, pero nunca fue parte del país políticamente hablando hasta el siglo XX después de la invasión de 1950. El mapa de las regiones consideradas como 'problemáticas' en China, son las más grandes en extensión territorial y están en las fronteras por lo cual, bajo la lógica de la geopolítica ya discutida en este blog, no es de sorprenderse porqué China busca tenerlas bajo control.
A partir de 1950, Mao comenzó a implementar el sistema en la meseta tibetana hasta este día, en el que después de darle dolores de cabeza a Hu Jintao por las protestas antes de las Olimpiadas en 2008, ahora Xi Jinping tiene planes de mantener la estabilidad en todo el país a cualquier precio. En este sentido, la política de asimilación sigue siendo la forma en la que Beijing ha buscado tener mayor control en el Tíbet y en Xinjiang, ya que pretende unificar estas regiones mediante la implementación del chino como obligatorio y la prohibición del tibetano y las prácticas culturales originarias. Esta entrada se enfoca en la imposición del chino y las políticas que buscan desaparecer el tibetano por medio de la prohibición de su enseñanza en las escuelas y monasterios, así como las afectaciones que esto puede tener en el alrgo plazo en la identidad cultural que China considera 'diversa'.
China al igual que varios países con diversidad étnica, también tiene una variedad de idiomas que según la página Ethnologue, el país asiático tiene 302 idiomas de los cuales 276 son originarios y 26 tienen un origen externo, 15 tienen el carácter de institucionales, hay 24 desarrollándose, 93 aún son fuertes, 139 están en riesgo de desaparecer y 31 están muriendo. Según la fuente, el tibetano tiene tres variantes según la región de la meseta: Amdo, Central y Kham. La población tibetano-parlante es alrededor de seis millones, aunque dada la censura y la dificultad de encontrar datos por parte de las fuentes oficiales, el dato puede estar sujeto a variaciones. El tibetano como idioma, según Ethnologue, aún es fuerte en toda la región a pesar de las políticas gubernamentales que están tendiendo a condenar el tibetano a la extinción. El arresto de Tashi Wangchuk por sus esfuerzos de salvar el idioma tibetano en mayo de este año, da una idea de la seriedad de los planes de Beijing por extinguir la lengua.
La conservación del idioma es una de las mayores responsabilidades culturales de cualquier gobierno, ya que la diversidad linguísitica es parte de la identidad de un país. En este sentido, es irónico que China quiera imponer el mandarín o cualquiera de las variantes del chino como única en todo el país. El afán de prohibir el tibetano desde este punto de vista, no tiene fundamento alguno excepto la homogeinización. Los pueblos originarios, sus costumbres y su lengua están en peligro por prácticas restrictivas que van desde la discriminación por no hablar el idioma oficial hasta la prohibición directa de la enseñanza y habla del mismo. En América Latina por ejemplo, la llegada de los españoles en calidad de conquistadores vio una tendencia a intentar disminuir la presencia de los idiomas originarios tanto en México como en Perú, sin embargo la tendencia fue más hacia el mestizaje tanto social como linguístico y actualmente todos los países de la región en mayor o menor medida, conservan estos idiomas por considerarlos patrimonio cultural. Es por ello que la idea de prohibir o implementar políticas que busquen desaparecer este legado, son inconcebibles por atentar contra la identidad.
Los tibetanos han hecho un muy buen trabajo en intentar conservar su idioma, ya sea hablándolo en sus hogares dentro de la región o promoviendo su conocimiento y estudio en la diáspora tibetana. Un idioma como tal no debería representar una amenaza, ya que finalmente en muchos lugares del mundo donde hay nacionalismo linguísitico como Corea o Japón, algunos de sus habitantes se han aventurado a aprender y valorar otros idiomas. Los tibetanos, al igual que otros grupos alrededor del mundo, de cualquier forma estarían sujetos a aprender el chino en las escuelas por ser el idioma oficial pero, el problema no radica en aprenderlo sino en negar el acceso y a la vez cerrar espacios sociales y políticos para ellos. La homogeinización es una práctica que tiende a una uniformidad tóxica, ya que sin grupos étnicos originarios y sus lenguas, la diversidad se pone en peligro. En lugar de promover recursos en su idioma, China ha impuesto el mandarín como la única forma de comunicarse en la región, cuando podrían ser ambos: el mandarín y un idioma originario como en muchos países del mundo.
El problema de estas prácticas además de ser una forma de genocidio cultural junto con los otros métodos de homogeinización,suponen un modelo que otras naciones podrían aplicar para 'manejar los problemas en casa', es por ello que además del asunto de las prácticas ambientales, comerciales y laborales que tiene China, las prácticas culturales también se deben atender, ya que gracias a organizaciones como los Institutos Confucio, el panorama que se tiene de China como un país tolerante a la diversidad se pone en duda. Las prácticas que tienden a la superioridad en presencia e idioma de los Han en la región, pueden jugar en su contra en el largo plazo ya que la discriminación y la sumisión no son actos que se puedan aceptar y aguantar por muchos años. China es un país tan grande como su gente, pero el trabajo duro y la amabilidad que los caracteriza debe ser de todos, no sólo para unos cuantos aunque sean la mayoría porque un país grande también defiende su diversidad con o sin diferencias de cosmovisiones.
Mapa de algunos de los idiomas en China (c) Wikipedia
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| Tibetano (c) Omniglot |
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| Mapa de las regiones. División administrativa y disputas territoriales (c) David Derrick |



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