El auge del autoritarismo

Actualmente hay un debate sobre las nuevas tendencias políticas en el mundo, dentro de las cuales resalta un regreso a regímenes populistas y con líderes carismáticos. En algunos casos se habla de líderes carismáticos y en otros de líderes con personalidad rígida. Hay muchas explicaciones que pueden aclarar este fenómeno. Por un lado, cualquier persona, independientemente de su posición podría suponer que la memoria histórica jugaría un papel central en impedir que este tipo de liderazgo regresara después de la Segunda Guerra Mundial o incluso después del periodo de la Guerra Fría que estuvo repleto de movimientos y revueltas en América Latina y en varios lados del mundo. Por otro lado, está la teoría de que después de sufir una época difícil en la que un pueblo atestigua atrocidades y abusos ya sea por elmismo gobierno o por intervención de fuera, el país cambia radicalmente de  camino o de actitud, como el caso de Japón después de los extremos del periodo Meiji que trajeron un país ambicioso que  dejó Asia en ruinas. 

En esta entrada, primero me centraré en algunos casos en los que el autoritarismo ha traído crecimiento económico pero a un costo muy alto, y también explicaré que el populismo es un fenómeno que normalmente se relaciona con el espectro político izquierdista, mientras que también puede presentarse en la derecha, ya que hay fascistas que también pueden ser populistas. Posteriormente, hablaré sobre casos en los que el autoritarismo no siempre tiene una continuidad y que en casos muy específicos como el de China y el de Rusia, pareciera ser la única alternativa para que un país funcione, ya que los líderes presentan estilos y patrones de personalidad sin mucha variación. Por último, explicaré la importancia del componente humano en toda esta ecuación, ya que la falta de conciencia situacional a nivel país y a nivel sociedad, es la causa principal del regreso de los extremos. 

A lo largo de la historia, el mundo ha visto casos como las dictaduras militares en América Latina que causaron heridas sociales que tomaron más de cincuenta años en sanar y que en algunos casos trajeron la presencia del otro extremo para resolver estas heridas sociales. En la región, el que las sociedades depositen sus expectativas en un gobierno para resolver todos los problemas en el corto plazo pareciera ser la raíz de muchas crisis políticas.La presencia de Estados Unidos representa un obstáculo que en muchos casos ha impedido que la región siguiera el proceso necesario de ensayo y error en torno a los gobiernos que las sociedades eligieran tener, y es por ello que durante los setenta se ve el extremo de la ultraderecha y ya en las décadas posteriores a los noventa, se ven regímenes de izquierda. 

El aspecto más complicado de estos procesos es que en muchos casos los gobiernos han sido de extremos, como en el caso de Brasil con Lula y Dilma y de repente tener a Temer de un mes al otro, o el caso de Honduras con Zelaya y de repente al otro extremo con Micheleti. México constituye un caso aparte porque mientras  que el partido principal estuvo moviéndose un extremo al otro, el cambio a la derecha del 2000 hasta 2012 representó una prueba de su utilidad que fracasó y el país ahora decidió darle una oportunidad a la otra ideología.

En América Latina hay una tendencia a ver las cosas al carto plazo, razón por la cual los problemas se alargan debido a que las prioridades de cada gobierno varían de acuerdo al espectro político o a la ideología. En términos de un regímen ideal, el equilibrio entre ambos espectros representa la mejor opción, ya que la región no presenta circunstancias excepcionales como Rusia por el tamaño  de territorio y frontera, o de China con sus fronteras y la cantidad de población, o Estados Unidos que no presenta orígenes claros de sus actitudes al ser ellos mismos un país de migrantes.

Este último aspecto nos lleva a la definición de los líderes que encabezan este tipo de reígmenes tan contrastantes. A pesar de los escritos de Hannah Arendt sobre líderes autoritarios y las ideas de Gramsci en torno a este tipo de regímenes, actualmente hay una percepción errónea de que el populismo solamente existe en los regímenes de izquierda, mientras que los extremos de la derecha se le considera fascismo. En este sentido, es importante analizar el discurso de los líderes para determinar a qué espectro pertenecen, ver la forma en la que se dirigen al pueblo y ante todo sus propuestas. Veamos algunos casos de contraste. 

El caso de Hitler es emblemático en el tema de populismo de derecha, en el que prometía regresar la gloria que tenía Alemania antes de la República de Weimar. El líder Nazi fue cuestionando lo establecido mediante sus discursos y logró convencer al país de que los judíos junto con otras poblaciones 'no arias' eran las responsanbles de este atraso. Mediante el manejo propagandístico de estas ideas, Hitler llegó hasta el Reichstag con los resultados que ahora conocemos. Irónicamente, el Führer logró mejorar la infraestructura carretera de Alemania a tal punto que todas esas vías siguen conectando al país y logró que también la ciencia y la tecnología evolucionaran con los submarinos y hasta con una idea cercanca a la que sería la bomba atómica. 

El caso de Estados Unidos con Donald Trump no necesita mucha explicación dado que hay una similitud en términos del uso del discurso en torno a culpar a los otros de la realidad del país y a que sus acciones (hasta ahora) no han hecho nada por Estados Unidos, ya que las guerras comerciales y las políticas anti-inmigrante han llevado a muchos negocios a la quiebra y hasta escasez de trabajadores. Ambos casos presentan un líder carismático con tendencias de ultraderecha por el origen de sus discursos y medidas, la diferencia es que Hitler tenía una visión más 'informada' y Alemania se encontraba en una situación mucho más complicada que la que tenía Estados Unidos antes de las elecciones de 2016. 

En el otro extremo, el populismo de izquierda se relaciona con líderes carismáticos que ponen al pueblo y sus necesidades en primer plano y con un discurso que tiende a generar expectativas muy altas. Dado que los casos de América Latina junto con la crítica al neoliberalismo son temas ampliamente discutidos, considero que el caso de China con Xi Jinping merece una mención por la transformación del líder en torno a quien decía ser al principio y quien resultó ser al final. Los discursos de Xi al inicio, efectivamente prometen una China progresista, con una sociedad de consumo ya desarrollada, como una potencia mundial y con una sociedad que vive de forma digna. 

En el primer año de su administración, Xi comenzó la tarea titánica de irse contra la corrupción que resultó en varios funcionarios y oficiales en la cárcel o rindiendo cuentas con las autoridades. El problema de tener un sólo partido en el país es que en algún momento las medidas anti-corrupción podrían tocar a alguien cercano al actual Politburó. Posteriormente, comenzó el fortalecimiento de los órganos encargados de mantener el orden, como la polícia y el ejército, así como también el que Xi se posesionara como líder de casi todos los órganos del gobierno. 

En torno a las promesas  de mejorar la calidad de vida de las personas, mientras que el Partido se ha enfocado en proveer servicios suficientes y trabajo a la población en China o donde se pueda, la realidad es que cuando un pueblo tiene las necesidades básicas resueltas, su nivel de vida mejora y consecuentemente, comienzan a exigir otras cosas. En este sentido, esto último podría representar un problema para el país ya que a pesar de que China sí ha sacado a muchas personas de la pobreza, el otro reto que enfrentan es el de la 'pobreza espiritual', ya que ademásde tener lo suficiente para vivir, las personas también deben gozar de derechos y garantías individuales. China podría enfrentar una crisis cuando el pueblo comience a pensar en  la libertad de expresión o de pensamiento, y esto es un tema que un simple discurso de una China poderosa no podría resolver. 

La frase 'Un pueblo tiene el gobierno que se merece' es un proverbio que tiene muchas interpretaciones y muchas variantes, ya que para llegar al modelo 'ideal' consiste en pruebas de ensayo y error, pero depende de cada sociedad el evitar caer en extremos que en lugar de resolver un problema, lleven al sufrimiento y causen otras complicaciones innecesarias. Es importante recordar que los extremos ideoloógicos estiran las cosas a tal grado que una simple fractura podría colapsar todo. 

Un régimen que se sitúa en un extremo podrá parecer fuerte a la vista, pero por dentro puede desarrollar un sentido de paranoia que lleva a un estado constante de alerta que puede romperse en cualquier momento. Un ejemplo muy claro es la paranoia que tiene el gobierno  chino en torno al asunto del Dalai Lama y la cantidad de personas que ha movilizado y el que muchos líderes mundiales lo apoyan (en privado o públicamente), ya que mientras según el Partido el Tíbet se ha desarrollado gracias a sus políticas, las prioridades en la mente de las personas no siempre son las mismas que las del gobierno. La práctica del equilibrio no es algo que se reduce al ámbito individual, sino también al colectivo. 
Red Política (c) Dalai Lama con Vicente Fox y Marta Sahagún de Fox
Quien (c) Andrés Manuel López Obrador con el Dalai Lama cuando era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México

(c) Associated Press
























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