China y América Latina: Entre el Norte y el Oriente
Actualmente se ha hablado mucho sobre el tema de quién será el país que tomará el lugar de Estados Unidos como la nueva potencia mundial. En los debates de la política internacional suele decirse que será China quien tome el liderazgo y que Estados Unidos tendrá otros asuntos de los cuales ocuparse a nivel doméstico. A pesar de que China ha dicho que no tiene interés alguno en tomar el lugar de Estados Unidos o bien retar el sistema actual, el poder económico que posee y sus acciones recientes demuestran lo contrario.
El tema económico es inherente al hablar de la parte política en el contexto de las relaciones que China entabla con prácticamente cualquier país. América Latina, a pesar de ser distante y estar ubicada en el cuarto círculo de prioridades en la política exterior de China, es vista como un proveedor de materias primas y como un conjunto de economías complementarias de las cuales el país asiático busca incluir en su modelo del centro-periferia.
Xi Jinping diseñó un modelo que tiene que ver con la distribución de naciones de acuerdo a las necesidades de China. En este sentido, Estados Unidos se encuentra en el primer círculo por haber similitudes en tamaño de sus economías y desde luego, rivalidad. La Unión Europea y Rusia se encuentran en el segundo círculo por tratarse de socios comerciales relevantes y en el caso de Rusia, una relación significativa. El tercero abarca la zona más próxima a China, compuesta por países como Corea del Sur y Japón, con los cuales en su mayoría China tiene más problemas que aciertos. Mientras que el cuarto es América Latina y el Medio Oriente junto con África. En todos estos casos China solamente busca satisfacer su demanda por materias primas como los minerales y el petróleo.
En esta entrada, hablaré brevemente de cómo las relaciones con China han impactado a América Latina de forma génerica y cómo ello se ha traducido en las posturas que los países de la región han tomado en torno a temas como el Tíbet y Taiwán. La idea central es la forma en que China se ha involucrado en la región y los efectos que ha tenido su presencia en términos políticos y económicos. Debido a que América Latina es una región compuesta por países diametralmente diferentes entre sí, no puede haber una idea uniforme o consenso sobre los efectos de las relaciones con China como iguales para todos. Esta idea puede sonar como algo obvio, sin embargo hay una tendencia a ver la región como algo uniforme no solamente en los círculos intelectuales y políticos de China, sino también en Europa y otros lados de Occidente.
El origen de las relaicones entre la República Popular de China y América Latina se remontan a los años setenta, cuando durante el auge de la Guerra Fría en donde prácticamente todo el continente americano estaba sujeto a los vistos buenos y la presión constante por parte de Estados Unidos para estar 'en el bando correcto', el Coloso del Norte es una pieza clave en las relaciones e interacciones entre China y la región. En consecuencia, hasta antes de 1972, todos excepto Cuba, reconocían a la República de China (Taiwán) y tenían prácticamente restringido cualquier contacto con la República Popular de China. El caso de Cuba es único debido a que China apoyaba al gobierno de Fidel Castro desde la Guerra Fría y también estuvo en medio de una competencia entre China y la Unión Soviética para ver quien apoyaba más a Castro.
Cuando ambas potencias tuvieron roces, fue la URSS quien tuvo más influencia. Gracias a la afinidad ideológica, ambos países entablaron relaciones desde antes de 1972, año en el que casi todos en América Latina reconocieron a la República Popular de China. Actualmente Venezuela representa el segundo caso más sigfnifitcativo y el país que más dependencia tiene de China en la región. Después de la visita de Nixon a China en 1972, la mayoría de los países de América Latina entablaron relaciones con la RPC, excepto por Paraguay, y la mayor parte de los países centroamericanos (Nicaragua, El Salvador)y algunos en el Caribe (Haití, República Dominicana).
La participación de China en la región se consolidó gracias a su poder económico y apertura comercial que atrajo a los países latinoamericanos. Prácticamente desde el 2005 fue que el mundo cayó en la cuenta de la proporción del crecimiento en China, cuyas tasas excedían el 5% anual de crecimiento del PIB. El país asiático se presentó como una oportunidad que aparentemente traería beneficios a la región y fue hasta las visitas de Jiang Zemin en 2001 y Hu Jintao en 2004 que se establecieron vínculos concretos en materia de comercio. Según la percepción del lado chino, hay una idea de beneficio mutuo, ganar-ganar, y una simpatía de China hacia los países de la región por ser naciones en desarrollo. Esta misma narrativa fue la que utilizaron en África.
Si bien hay casos como el de algunas industrias en Brasil y el caso de Chile donde han habido beneficios mutuos, en la mayoría de los casos China ha presentado retos y complicaciones para las economías de la región. La consecuencia más grave es el fenómeno de la reprimarización, el cual consiste en empujar a una economía avanzada que produce bienes manufacturados o de mayor valor agregado, a ser proveedor de materias primas, situación que lo destina a la vulnerabilidad. Esto ha pegado en países como Perú y Venezuela, donde en el primer caso las compañías chinas son propietarias del 30% de la industria minera y en el segundo caso ocupan una posición de poder en el sector petróleo que prácticamente provee a Venezuela sus ingresos.
El caso de México es especial porque fue el primero en imponer medidas anti-dumping y el responsable de retrasar la entrada de China a la OMC. Ambos países son economías manifactureras, sin embargo México aún tiene la ventaja del valor agregado y el branding. Irónicamente, México es el que más importaciones recibe de China en la región, y se debe a varios factores de los cuales el encarecimiento de los insumos nacionales es de los principales. Argentina también cuenta con una presencia fuerte de China debido a que Nidera, la mayor empresa productora de alimentos y granos fue adquirida por China Cereals, Oils and Foodstuffs Corporation, y ahora es uno de los mayores exportadores de granos en el mundo.
China no busca integrar a las economías de la región a su cadena de valor o hacerlas parte de proyectos competitivos, puesto que según los indicadores, el beneficio solamente ha sido para China. Las industrias locales y hasta el comercio intra-regional se han visto seriamente afectados.Esto es algo a lo que los líderes de la región deben ponerle mucha atención. Hay autores que hablan de la presencia china de una forma crítica y poco favorable al país asiático, ya que lo ven como "una nueva forma de neocolonialismo". Ante la carencia de un liderazgo fuerte en Estados Unidos, China sí podría buscar la manera de influir más en la región pero de forma precavida, ya que según los chinos, "China acepta que América Latina es el patio trasero de Estados Unidos y solamente busca ser un socio más para la región". El problema adicional es que Estados Unidos sí está en el patio delantero de China.
El costo económico es proporcional al costo político, ya que aunque el manejo de los negocios suele ser ligeramente más independiente que entre gobiernos, China también busca aliados que apoyen en los asuntos de importancia para ellos, como los asuntos de Taiwán y Tíbet. Son pocos los que han hablado de la relación entre los beneficios comerciales con China a cambio de apoyo en aislar a Taiwán o hacer oídos sordos a los temas de derechos humanos. La razón es porque la estraegia que sigue China para ello es compleja y antetodo sumamente impredescible. Costa Rica representa un ejemplo en este sentido, ya que al retirar su apoyo a Taiwán, a cambio la RPC invirtió grandes cantidades de capital. México tenía entre sus planes la exportación de alimentos a China, pero este trato fue cancelado cuando el país accedió a recibir al Dalai Lama en el 2011. Además de las consecuencias para las economías y poblaciones locales, hay una gran contradicción entre la retórica y la práctica de los famosos Cinco Principios de Coexistencia Pacífica.
Dada la cercanía entre el sector empresarial y el gobierno en la República Popular de China, es sumamente complicado hacer tratos en proyectos de gran importancia cuando no hay claridad sobre el costo político que hay detrás de estas 'inversiones de buena voluntad', ya que de un día para el otro, el país receptor puede 'ofender los sentimientos del pueblo chino' mediante aceptar de visita al Dalai Lama o tener intercambio con Taiwán. La pregunta es ¿Hasta qué punto puede China profesar la no intervención y ponerle un precio a ello? Esta es la gran interrogante a la que muchos se enfrentarán en los años por venir. La realidad es que América Latina está compuesta por varios países con objetivos distintos y que contrario a lo que se asume en China, se necesita algo más que recursos financieros para fomentar el desarrollo de un país.
| (c)ContraInfo |
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| Xi Jinping y Nicolás Maduro (c) El Mundo 2015 |
| Vicente Fox y Marta Sahagún con el Dalai Lama en 2011(c) Red Política |

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