Tíbet después del Dalai Lama: ¿Un futuro incierto?

La política internacional es impredecible por la naturaleza compleja de las decisiones que toma cada país en torno a su política exterior. En la mayoría de los casos la política interior es un tema que toma prioridad cuando la situación interna tiene un efecto notorio en la manera en la que se percibe al país en cuestión. El tema del Tíbet tiene esta particularidad de que a pesar de los esfuerzos del gobierno chino porque no salga la información al exterior, los hechos han traspasado fronteras de la misma manera en la que lo hacen la caída de los mercados y acciones en Shanghai. 
                                                                                                                               
Un tema complicado y por demás delicado es la incertidumbre sobre el futuro del Tíbet después de que el Dalai Lama ya no esté. Es un asunto difícil para la Administración Central Tibetana por lo que implicaría no sólo para ellos como representantes de los tibetanos, sino para la gente en sí. El escenario del gobierno acabando con la identidad y cultura tibetana es preocupante y por demás aterrador. En esta entrada hablaré sobre las posibilidades en el sentido de qué podría suceder a nivel interno, es decir en el Tíbet y qué podría suceder hacia afuera en torno a las percepciones de la comunidad internacional y cómo esto podría afectar a China de forma negativa. Dentro de este último punto doy por sentado que será negativo por la cantidad de precedentes que ya hay sobre la situación en el Tíbet, el papel del Dalai Lama y la postura el gobierno chino, así como lo que hay detrás de las auto-inmolaciones.

Las personas no son eternas y el Dalai Lama está perfectamente consciente de ello. Dentro de la Administración Central Tibetana se ha hablado sobre lo que sucederá con el movimiento tibetano y ante todo con la propuesta del Camino del Medio (Middleway Approach). El gobierno chino apuesta porque efectivamente la presión por respetar la cultura y costumbres tibetanas se acabe cuando el Dalai Lama ya no esté, sin embargo no creo que esto suceda. Para empezar, la historia es algo que no se puede cambiar por más revoluciones culturales y por más censura que haya, ya que la información sobre China antes de ser República Popular y cuando era un conjunto de pueblos y dinastías que convivían, está disponible en general. 

Es obvio que las versiones que hay antes del establecimiento de la República varían de acuerdo a quién cuente la historia, puesto que si uno se pone a investigar quién le ganó a los japoneses, la versión aprobada diría que fueron los comunistas, pero la real es que el ejército de Mao y de Chiang Kai Shek pelearon juntos contra la invasión japonesa en Manchuria, y China no era la República Popular de China sino hasta 1949. Si esto fuera cierto, entonces ¿De dónde salieron Taiwán y el Kuomintang?

El otro es el discurso que declara que el Tíbet siempre había sido parte de China por 'intercambios' entre los pueblos desde antes de la dinastía Qing. Un tema son los intercambios y otra muy diferente es ya ser parte de un estado. Tíbet se volvió parte de China a la fuerza después de la invasión de 1950 y hay suficientes pruebas tanto documentales como testimoniales y gráficas de que así fue, y esto es algo que, al igual que lo de Tiananmen, al mundo no se podría olvidar fácilmente. 

Es posible que las pruebas disponibles al interior de China ya hayan sido destruidas o convenientemente modificadas sin embargo, los precedentes de la situación fuera del país difícilmente se podrán modificar. Considero que aunque el Dalai Lama ya no esté, hay asuntos que quedarán en la memoria colectiva no sólo de los tibetanos sino también de los mismos chinos. El gobierno chino puede contar con el apoyo de su pueblo, ya que sus tácticas de convencimiento y para incentivar el nacionalismo son sumamente eficientes pero, sí hay chinos Han que reconocen y no aprueban la situación difícil que se vive en el Tíbet. 

En segundo lugar, considero que los tibetanos en el exilio son el medio más eficiente para continuar con el objetivo sin embargo, la división entre aquellos que quieren la separación total de la RPC y los que apoyan el Camino del Medio es la amenaza más grande que tienen. La división interna es la manera más eficiente de acabar con cualquier intención de llegar al objetivo. El intentar llegar al acuerdo por medio del Camino del Medio es, en mi opinión, la mejor forma de alcanzar el objetivo. Es importante mencionar que Asia es un continente donde la división de fronteras es un asunto delicado, puesto que si hay algo que sigue siendo una constante son las disputas territoriales. Considero que el Tíbet estaría bajo amenaza constante si se quedara completamente aislado de las demás naciones. 

En este sentido, si el gobierno chino decide cortar de tajo todo aquello que se relacione con el legado del Dalai Lama, el mundo podría comenzar a tener un concepto sumamente negativo de China. Es pertinente mencionar que ya en sí hay una opinión negativa en torno a cómo la sociedad en el país se está volviendo sumamente materialista y perdiendo los valores. Terminar con todo el legado cultural tibetano reforzaría esta postura, y aunque así se hiciera, el costo a nivel doméstico también sería muy alto. El genocidio no solamente sería cultural, puesto que como se vio con el caso de Tiananmen y recientemente con el de Hong Kong, las personas mueren pero las ideas y creencias que traen consigo no necesariamente. Si el Confucianismo sobrevivió a Mao y su Revolución Cultural, la cultura tibetana tiene la posibilidad de sobrevivir después del Dalai Lama. 

Si el gobierno chino decide tomar medidas como aquellas tomadas en 2008, muy probablemente se ganarán la condena de algunos a nivel internacional. Comento 'algunos' porque el poder del dinero chino sigue siendo difícil de resistir pero tampoco es eterno. En la política internacional se necesita algo más que dinero para poder inclinar la balanza a favor de un país, y es que aquellos que en algún momento fueron potencias no solamente basaron su riqueza en recursos, sino también en ideas. El caso de cómo Estados Unidos espera que otros adopten su ideología es un ejemplo, aunque en el caso de China aunque no buscan imponer sus ideas, sí buscan imponer sus intereses bajo la premisa equivocada de que sólo se necesita dinero. China ignora que la situación interna de cada país determina si lo financiero es lo más importante o si se necesitan otras cosas.

En conclusión, considero que la causa tibetana no se perderá después del deceso del Dalai Lama. Creo que lo más difícil va a ser el asunto de su sucesor, pero en eso los tibetanos siempre serán los que tienen la última palabra y deben insistir en esto con mucho ímpetu. Personalmente, yo no me creo el cuento de que 'primero viene el desarrollo económico y cada país debe implementar los derechos humanos como mejor convenga a sus intereses' porque el garantizar las libertades básicas no está peleado con el desarrollo y el crecimiento económico. A la gente no le sirve de nada poder escoger qué comprar si ni siquiera ganan lo suficiente para ello y ni tienen el derecho de expresarlo. Considero que además del tema cultural, los valores son algo que debe prevalecer no sólo por el bien del Tíbet, sino también por el bien de la misma China porque en este mundo hay personas tan pobres que lo único que tienen es dinero. 



(c) The Journal





(c) Free Tibet


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