El peligro de 'las versiones oficiales'



En los últimos años, sobretodo aquellos inmediatos al término de la Segunda Guerra Mundial, se ha debatido ampliamente la idea de còmo se cuenta la historia. Esto se debe a que todos los que han participado en sucesos relevantes a lo largo del tiempo, tienen puntos de vista diferentes. La forma en la que se enseña la historia varía de país a país, de acuerdo con las circunstancias y porquè no, hasta el càlculo de 'riesgos' que podria conllevar el que las personas estén perfectamente conscientes sobre su pasado. 

Algunos gobiernos tienden a cambiar, modificar y en muchos casos, hasta tergiversar los hechos de tal forma que beneficie ya sea sus intereses, o bien el perpetuar actitudes o hábitos en específico. Lamentablemente, y contrario a lo que muchos podrían imaginar, este tipo de modificación a conveniencia es muy común en países en donde perduran problemas graves de cualquier índole, o bien países cuyos regímenes estàn postrados en los extremos. Las 'versiones oficiales' no conocen tendencias ideológicas, ya que Adolf Hitler es un ejemplo de varios. 


Hay ocasiones en las que tener una consciencia histórica bien establecida es importante para no volver a cometer los errores del pasado, sin embargo a veces esto no es algo bueno, sobretodo si la versión ha sido modificada y màs aún, impuesta como una realidad incuestionable. Cuando los hechos no se toman en su exacta dimensión, existe el riesgo de volver a cometer los errores y hasta de poner en peligro la integridad del país o del grupo (étnico, religioso, etc,) en cuestión. 


En esta entrada mencionaré unos ejemplos a forma de contextualizar el peligro de estas versiones 'convenientes' con algunos ejemplos (Alemania y Corea) y centraré la atención en el tema del Tíbet y el rol que ha ejercido el Partido a través de instituciones como el Confucius Institute y sus mismos estudiantes chinos en universidades en el extranjero. Hay casos en donde los temas históricos son irreconciliables, como el caso de Israel y prácticamente casi todo Medio Oriente.


Alemania después de la Segunda Guerra Mundial fue duramente criticada y penalizada por casi cincuenta años con muros físicos e ideológicos. Absolutamente nadie niega las atrocidades y actos temibles que perpetraron los nazis, y a pesar de ello, actualmente hay naciones y regiones que están haciendo lo mismo pero bajo un nombre diferente. Las actas de los juicios de Nuremberg representan un caso en donde la justicia es de los vencedores y en donde se evidencia que el Derecho Internacional nació ya con fallas, las cuales se siguen acentuando en temas como el Consejo de Seguridad y la incapacidad de las Naciones Unidas para resolver problemas referentes a la guerra y la paz. 


En Alemania, las personas son expuestas a esta realidad desde muy temprana edad, y dado que hay generaciones que nacieron en Alemania dividida, las consecuencias de los actos pasados aún siguen escritas y grabadas en la mente de muchos alemanes. La consciencia histórica ha jugado un papel casi protagónico (adicional a la mentalidad y otros temas culturales) en la recuperación y en el que hayan alcanzado la posición actual. 


Corea es un caso bastante complejo, ya que depende mucho la ubicación geográfica en la que nos encontremos. En Corea del Sur, los enemigos son dos: Japón y Corea del Norte y el salvador es Estados Unidos. En Corea del Norte, los enemigos son tres: Corea del Sur, Japón y Estados Unidos y el mejor aliado es China (a pesar de las múltiples llamadas de atención agresivas a la hora de las amenazas nucleares). El punto más o menos común (porque Seúl está consciente de que debe conciliar con Tokio), es lo de las versiones encontradas sobre Japón derivadas de las atrocidades cometidas en la Segunda Guerra Mundial. 


Esta disparidad de ideas se traduce en que no hay una política exterior enteramente independiente en ambas Coreas, y es una de las razones por las que no ha habido reunificación. La lógica es simple: Estados Unidos no quiere a China encima de su zona de interés y sus bases militares en Seúl, y China no quiere a Estados Unidos pegado a su frontera. 


El dar prioridad a versiones históricas consolidadas por intereses externos en lugar del interés nacional, representa la construcción y refuerzo constante de muros que no necesariamente son físicos o de alambrado de púas. Han habido intentos en Corea (el último por parte de (Lee Myung Bak) de intentar consolidar algún tipo de acercamiento con Corea del Norte y hasta la idea de hacer lo mismo que Alemania. Lamentablemente, en el caso de las Coreas, la geopolítica tiene màs peso que la empatía entre connacionales. 


En el caso del Tíbet, la cuestión es sumamente lamentable, y lo que màs pesa en este asunto en particular, es que las versiones aprobadas son ilógicas porque van en contra de lo documentado. El emplear el término 'ilógico' se refiere a ideas como que el Partido Comunista 'peleó contra los japoneses' (cuando el PCC se fundó después de la Segunda Guerra Mundial) y dejan de lado que el Kuomitang y Chiang Kai Shek estuvieron involucrados en este tema, por lo que la pregunta aue surge es ¿De dónde salió Taiwán, entonces? 


Las versiones de que el Tíbet era un lugar de 'barbarie y personas sin ninguna idea de qué era la civilización' es algo màs que falsa. Resulta irónico que China (y no es el único país, puesto que esta actitud la tienen India y Pakistán y varias naciones en Medio Oriente) acusa a Occidente de tener ideas 'Eurocentristas' y 'totalmente fuera de contexto', y cuyas ideas 'no pueden aplicarse' porque 'son ilógicas para China' cuando en muchas ocasiones, varias de las narrativas se han construido en base a 'lo que los extranjeros vinieron a hacer', (y por extranjeros, también abarca a los manchús y los mongoles)  en resumen, versiones construidas en donde el punto de referencia es 'el otro', y se asume que la auto-crítica no es necesaria. 


El Tíbet siempre fue distinto al resto de China en todos los aspectos, pero sobretodo en la parte cultural y étnica, puesto que en lo que a usos y costumbres se refiere, no tienen nada que ver uno con el otro, y étnicamente basta con ver a los tibetanos y a los Han. El gobierno ha intentando vender la versión de que el Tíbet siempre ha sido parte de China que porque 'muchas dinastías estuvieron en contacto con el Tíbet', pero 'contacto' no es igual a 'parte integral de su imperio', y lo que es màs importante, que no hay documento o prueba que establezca que la inclusión del Tíbet a China haya sido de manera voluntaria. Hay documentos de intercambio de mensajes entre el Tíbet y algunas dinastías, pero eso no prueba que alguna vez haya sido parte de alguna.


En este sentido, pasa lo mismo cuando el gobierno habla de que los tibetanos están contentos y agradecidos con el Partido por 'todos los beneficios y la modernidad que han llevado', cuando no hay que invertir mucho tiempo en investigar que lo que han llevado es genocidio cultural y también ecológico. El tema del medio ambiente en sí es un asunto que va a convertirse en una catástrofe si no se resuelve de la manera màs adecuada posible. 


Para el Tíbet, imponer versiones que no son comprobables de forma documental efectivamente va a causar un efectivo genocidio cultural al largo plazo y el que el PCC tenga éxito en este plan de uniformar la cuestión étnica. Estos planes se dejan entrever de forma muy clara en la forma en que los Confucius Institute alrededor del mundo han intentando intervenir en la forma en que se enseña la historia de China en instituciones educativas en el extranjero, de tal forma que temas sensibles como el del Tíbet se adapten a la versión oficial. Lo mismo está sucediendo con el asunto de Hong Kong, en donde es más sencillo acusar a Occidente de 'intervención en asuntos internos' cuando en la Umbrella Revolution había todo menos extranjeros, y el líder de este movimiento es chino. Los estudiantes chinos que acuden a universidades fuera de su país se topan con realidades aplastantes en torno a lo que su gobierno les dice, y lo que en realidad es.   


Es indispensable no perder de vista la herencia cultural por ser esta la esencia del Tíbet que lo ha hecho resaltar y diferenciarse del resto de China. Por último, tampoco debe perderse de vista el que hay que leer entre líneas cuando encontramos reportes de la situación interna no sólo de China, sino de cualquier país. El cambiar la historia o la realidad a conveniencia entonces, va màs allà de aprender de los errores, también es un asunto de seguridad nacional. En China la cuestión social es un tema delicado que puede llevar a la implosión y al colapso en lugar de lograr el plan ideal de China 2035.


Umbrella Revolution, Hong Kong  (c) The Guardian


(c) People of Tibet. Blogspot.



(c) CNN Contaminación



(c) Patel Maulik. Wordpress. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Why Hong Kong should remain free?

Education: The Golden Rule for Gender Equality

What is Happening in Mexico?