Tibetanos en el exilio: Activismo congruente
Primero que nada, al ser esta entrada la primera del 2015, quiero desear un muy feliz año a todos mis lectores. Agradezco de antemano su tiempo (y su paciencia) al leer mis opiniones y pensamientos, los cuales, de haber la posibilidad, buscan hacer alguna diferencia. Me siento muy halagada de tener personas de América Latina y de otros lados del mundo que jamás me imaginé, tomándose un rato para leer mi blog.
Ahora, hace unos días me topé con un par de artículos que me hicieron analizar muchos temas, entre lo que estuvimos viendo en el 2014 y lo que a lo mejor viene, se me ocurrió unir las ideas que obtuve después de analizar ambos. Hace unos días en el Tibetan Review, vi que el Partido Comunista adimitió que los esfuerzos propagandísticos en torno a convencer al mundo de su versión sobre el Tíbet han fracasado, lo cual en muchos sentidos, tomando en cuenta la presión internacional que ejerce China actualmente, es un logro.
El tema del Tíbet va más allá de que la comunidad internacional tenga una opinión, ya que ha acaparado la atención no sólo de activistas y organizaciones internacionales en todo el mundo, sino también de algunos Jefes de Estado. A pesar de que hay muchas naciones sujetas (por su propia voluntad, hay que decirlo) a los designios diplomáticos de la particular política exterior del Partido Comunista en diferentes niveles, tienen simpatizantes de la causa del Tíbet al interior de sus países, y esto en muchos casos permea a las esferas superiores, más si estas naciones tienen el asunto de los derechos humanos como una prioridad en su agenda de política exterior o simplemente,como regla en la creación de leyes a nivel nacional.
El incremento de atención hacia el tema del Tíbet puede verse desde dos puntos de vista, una es la terrible situación de las auto inmolaciones que es un asunto que ya no puede ignorarse (y que por su naturaleza, no podía quedarse sólo reservado al interior de China) y la otra es la labor de activismo que han hecho los tibetanos en el exilio y también personalidades chinas (como Ai Wei Wei y sobrevivientes a Tiananmen). El activismo de este tipo y de semejantes dimensiones merece la atención de muchos grupos alrededor del mundo, ya que hay una palabra para describirlo: congruente.
El uso de la palabra 'congruente' obedece precisamente a lo que me encontré en el otro artículo con el que me tope que hablaba sobre ser 'una víctima del Estado' y sugería medidas para evitar que el Estado siguiera engañándonos como ciudadanos. No puedo decir que era un artículo serio, sin embargo sirvió para probar una suposición que he estado formulando desde que comenzó todo el asunto del Estado Islámico, el Sr. Assad haciendo como si no pasara nada, Líbano e Irak peleando por su propia supervivencia y ver países como la misma China o Venezuela: el mundo está más peligroso que nunca, ya que ha llegado ese punto en el que ya los seres humanos estamos en los extremos.
El que haya ideas y medidas tan radicales (i.e. Desobedecer la ley sólo porque alguien dijo que la versión del Estado represor es la única verdad que existe, o que la culpa de todos nuestros problemas como país(es) la tiene Estados Unidos/los terroristas/alguien más/ excepto, nosotros mismos), demuestra que estamos al borde de quebrarnos como civilización, y es por ello que la solución que ofrece el Dalai Lama del Camino Medio me parece un ejemplo a lo que muchos activistas podrían referirse al momento de querer cambiar el mundo.
La solución que plantea el Dalai Lama representa la razón en medio del caos y de los extremos en los que ya cayó China desde el comienzo de su crecimiento acelerado. El Camino Medio en ningún momento propone el exterminio de los Han, o la secesión del Tíbet por la fuerza, o siquiera medidas en tono de amenaza en represalia por las políticas del Partido Comunista. El lema de 'la violencia sólo genera más violencia' es una guía que aplica en muchos casos, y en este sentido, demuestra que la comunidad tibetana está viendo más allá de una solución al corto plazo, ya que entienden que China es y siempre será su vecino, por lo que las enemistades y los rencores no tienen sentido al largo plazo.
La existencia de una conciencia por una solución al largo plazo que es conciliatoria en su tono hacia el Partido Comunista, hace que estos últimos hasta queden en ridículo por su manera de reaccionar hacia los tibetanos (y hacia cualquiera que no se ajuste a sus fines). Es obvio que el crecimiento económico no es algo eterno, puesto que la economía tiene sus ciclos,por lo que en algún momento el proceso se desacelerará y posiblemente las políticas tomarán otra dirección dentro de todas las esferas de China y que ojalá esto pudiera representar un respiro para el tema de Hong Kong.
La creación de una solución como el Camino Medio requiere de un consenso complicado, que costó mucho trabajo y que desde luego, y como en toda comunidad, no es del agrado de algunos. Sin embargo, un tema que es muy admirable entre los tibetanos, es el estar unidos hacia una causa común, que están conscientes del beneficio que les generará y cuya organización en muchos sentidos tiene un orden de prioridades. El que haya estas características dentro del activismo hace que este tenga éxito y relevancia en el largo plazo, y lo que sucedió con el asunto del fracaso de la propaganda sobre el Tíbet es un ejemplo de ello.
La presencia de grupos y personas extranjeras apoyando la causa tibetana tiene una variedad de razones, sin embargo los canales de comunicación que utiliza la Oficina del Tíbet son una ayuda enorme para saber cuáles son las prioridades. La comunicación y el que llegue la información adecuada, es de suma importancia al momento de apoyar una causa.
Los activistas no sólo del Tíbet, sino en todo el mundo, pueden tomar el caso de la campaña por el Tíbet como una buena línea al momento que decidan apoyar una causa. El que también el pueblo tibetano esté formado por personas agradecidas y comprensivas es una razón muy poderosa para apoyar su causa, ya que lamentablemente en mi experiencia con un caso, no siempre es posible encontrar la simpatía de quienes estamos apoyando, (más si son de una mentalidad que en su origen es muy diferente y que causa desacuerdos que van más allá de la causa en sí).
Es importante que se compartan no sólo ideales, sino también los mismos valores, ya que de nada sirve protestar o quejarse del Estado si siguen habiendo personas, empresas u organizaciones que se presten a fines particulares que desvirtúan la causa inicial. Por último, no hay que olvidar que la gran amenaza actual radica en los extremos, por lo que un equilibrio representa la mejor solución en la mayor parte de los casos, porque de no ser así, (como bien ya lo hemos visto en Medio Oriente) las cosas llegan a un punto en el que ya es demasiado tarde, y por ende, se recurre al circulo vicioso que crean los extremos.
| (c) Mashable |
| (c) Straits Times |
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