¿Porqué llevar el tema de Tíbet a la atenciòn de La Haya?

Nuevamente escribo sobre el tema del Tíbet, y en esta ocasión con un título un tanto atrevido y seguramente para muchos, idealista. Es cierto que el tema de los derechos humanos, y el discursos alrededor del mismo ha hecho que en muchos lugares no se tome de manera seria y en los casos màs extremos, ya es un tema que se ignora. Lamentablemente la comunidad internacional, a partir de hechos terribles y que no dejan de ser serios como el tema de Palestina o de Tíbet, ya ha ido prestando menos atención a lo que sucede a nivel interno en los estados. Las explicaciones en torno a las razones de porqué se está dando esta actitud nihilista por parte de muchos países a los atropellos de los derechos ,màs básicos del ser humano, al menos actualmente, ya responde màs a intereses de tipo económico que a la geopolítica.

Como internacionalista y también derivado de mi contexto socio cultural, así como de las experiencias históricas que vivió la región de donde soy originaria, mi percepción sobre el tema de cómo la humanidad ha ido luchando a lo largo del tiempo para conseguir el respeto, la igualdad o simplemente la proclamación de los derechos màs esenciales para cualquier persona, en general se reduce a que en mi opinión, ninguna revolución tiene efecto alguno si las personas son las mismas después de vivir semejantes hechos. Hay que tomar en cuenta que en muchos casos la parte cultural o la parte de los hábitos y las costumbres, así como cuestiones de carácter nacional pueden ser o un acelerador para el cambio, o por el contrario, una traba. La parte de què tanto aprende la sociedad de un país de su historia es un factor determinante dentro de este tema de los derechos humanos.

Esto último está explícitamente plasmado en los primeros párrafos de la Declaración Universal de Derechos Humanos: "Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias" (ONU, 2012). El párrafo citado menciona un aspecto que se ha considerado desde el comienzo de los tiempos como un fin inherente del ser humano que es la felicidad, y para alcanzarla, como bien lo dice la filosofía de Grecia antigüa, es necesaria la libertad. 

El hecho de que los gobiernos estén comprometidos con promover y hacer respetar así como observar la práctica de los derechos humanos es una obligación que adquieren por ser el Estado el proveedor de condiciones adecuadas para que la población pueda desempeñar su vida diaria sin temor a represalias, o a cualquier tipo de violencia o factor interno o externo que restrinja hasta la existencia misma. La Declaración planeta que: "Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;" (ONU, 2012). En muchas ocasiones se tiene la idea de que los países democráticos son los únicos que respetan los derechos humanos, y en realidad al no haber mejor alternativa, sí es parcialmente cierto aunque hay países que se autodenominan 'democráticos' y que son los primeros en violar Ginebra y la misma Declaración en aras del 'interés nacional'.

El hecho de que la humanidad haya pasado por dos guerras mundiales, conflictos interestatales, así como entre naciones, aparte de haber dado origen a la Declaración, también hizo que muchos países modificaran la ley nacional para incluir el respeto y garantía de los derechos humanos como parte de las garantías de los nacionales. En general, todo el mundo ha ratificado dicha Declaración aunque la práctica en muchas naciones es otra historia. La importancia de mecanismos de observancia y seguimiento a violaciones de derechos humanos y de crímenes así como atropellos a dichos derechos radica en que tiene que haber una autoridad que se ocupe y procure que estos crímenes no vuelvan a suceder, como bien lo dice la leyenda en muchos lugares en donde hubo acontecimientos que marcaron a la humanidad durante las guerras: Never again, 'Nunca más'.

Los casos más claros de estos mecanismos son la Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional y también los Tribunales ad hoc como el de Rwanda y Yugoslavia. Hay teorías de que lo mismo se hubiera creado cuando Tokio y Nuremberg sin embargo en ese entonces aún no existían los conceptos de 'crímenes contra la humanidad, 'genocidio' o el término 'crímenes de lesa humanidad' o siquiera se usara la palabra terrorismo como se usa al día de hoy. Las cortes y los tribunales internacionales tienen la intención de que los estados observen el derecho internacional y que también observen la parte de los derechos humanos, así como buscar que los responsables por crímenes de gravedad inimaginable como los mencionados anteriormente, paguen por sus actos. La Corte Internacional de Justicia tiene una variedad de mecanismos en los que busca cumplir y hacer sentencias en torno al Derecho Internacional y también en ocasiones intervienen en temas de derechos humanos.

Es un hecho que todos recordamos lo sucedido en Yugoslavia y en Rwanda y lo sucedido también cuando Kosovo se separó de Serbia, y todos seguimos siendo testigos de lo que sucede con Palestina e Israel. Lamentablemente la intervención tanto de las Naciones Unidas como de otros Estados en temas referentes a los  conflictos internos se ha reducido de manera radical, sobretodo después de la intervención 'humanitaria' que la OTAN hizo en Kosovo cuando 1999 y el fracaso del Consejo de Seguridad y de la ONU en general cuando la guerra contra Irak en 2003. Si la comunidad internacional puso atención a lo que estaba sucediendo en Kosovo y hubo manera de que algunos países voltearan a ver este problema y lo vieran como un asunto prioritario, entonces no veo porqué no se pueda llevar el caso de Tíbet a la Corte Internacional. Explicaré brevemente porqué.

El hecho de que vemos a un grupo cuyas características culturales y sociales, así como raciales hasta cierto punto, están en peligro de extinción por políticas de migración excesiva, así como de prohibición de libertades básicas como las de expresión, de culto y en general de pensamiento, estamos hablando de que las garantías básicas no son respetadas y que el gobierno que practica dichas restricciones está abusando del monopolio 'legal' que tiene del uso de la fuerza para imponer una voluntad y una forma de pensar que no tiene razón de ser. Desde mi punto de vista, el Tíbet comparado con otras regiones en la misma situación en otra parte del mundo, tiene una particularidad: la resistencia que han venido gestando desde 1959 es no violenta y la forma en la que están protestando no tiene precedentes porque no están dañando a nadie, lo mismo con el liderazgo de SS Dalai Lama. Es por ello que La Haya podría considerar al menos, poner en la mesa este asunto. 

Si la Corte Internacional es un organismo independiente y que cuenta con un poco más de autonomía que otras organizaciones, es posible que al menos pudiera lograrse tomar en cuenta aparte del proceso que ya se estaba llevando a cabo en la Corte de España, someterlo a escrutinio de otros países que no sean del Consejo de Seguridad. China tiene presencia en la Corte, sin embargo en mi percepción, dada su reputación en temas como la transparencia y en derecho internacional, encontrarían unas cuantas trabas para poner excusas para responder por el situación en el Tíbet. El recurso que se hizo en España no debe darse por perdido, porque puede dar sustentos y bases legales, así como hechos sobre porqué miembros del Partido y del Politburó merecen ser juzgados por esta situación de asfixia en la que viven los tibetanos.

Es cierto que cada caso que se ha dado en el mundo es diferente pero, lo que está pasando en Tíbet no debe de dejarse de lado, ya que estamos hablando de un grupo de personas que viven bajo la idea de no agresión y que también tienen una cultura que es digan de considerarse patrimonio de la humanidad, ya que aunque estén ubicados dentro de China, eso no quita que lo que Tíbet ha dado al mundo sea propiedad exclusiva de ellos, y menos propiedad exclusiva de los Han. En muchos aspectos, la política hacia el Tíbet tiene unos tintes de racismo, lo cual a largo plazo puede resultar en algo peor como genocidio. La Corte debe voltear a ver el caso de Tíbet no solamente porque sea un tema de derechos humanos, sino porque algo que así continúa probablemente pueda ir para peor. 

El caso de Sudáfrica puede servir a manera de ejemplo por emitir políticas de tinte racista cuando el Apartheid, cuando casi todos los países se unieron al boicot de productos y de hacer negocios con Sudáfrica, si esto no lo paraban en ese momento, imaginar el futuro con el Apartheid hubiera sido una historia similar a la de la Alemania Nazi. Es obvio que no es el mismo caso con China, sobretodo por el papel que ahora desempeña en la economía mundial, pero de nuevo repito que si ellos tratan así a su propia gente, no esperemos que respeten a los que son de fuera en todos los sentidos y también que están cometiendo los mismos errores que Japón cometió durante los 70s y los 80s en la parte de política económica.  

Si La Haya tiene firme el principio de derecho a la soberanía, autodeterminación de los pueblos y respeto a los derechos humanos, entonces es justo que se ocupen de este tema y aprovechen que el cuerpo de litigio, así como la toma de decisiones y dictamen de sentencias,  no les corresponde de manera exclusiva a cinco países, sino por lo menos a quince, por lo que si se usan los recursos y evidencia adecuados, es posible poner la atención de la comunidad internacional en este tema. América Latina podría comenzar a poner el caso al menos de forma inicial en la Corte Interamericana de Derechos Humanos como un tema adicional en la agenda, simplemente por cuestiones de congruencia con nuestras respectivas políticas exteriores. Recordemos que el imponer respeto a través del miedo es la forma más contundente de cobardía, y por último:

 'All it takes for evil to triumph is for good men to do nothing' 
(Edmund Burke)







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